El Señor le ha dado a usted la conciencia para protegerle.
El Señor le ha dado a usted la conciencia para protegerle. Para cultivar y confiar en este sistema de alerta, debe comprometerse a tomar ciertas acciones.
Aplique la Palabra de Dios a su vida diaria. Al poner en práctica “la ley perfecta que da libertad” (Stg 1.25 NVI), su conciencia se fortalecerá porque conocerá mejor el corazón de Dios.
Tome sus decisiones por medio de la oración. En vez de elegir algo simplemente porque se ve, suena o se siente bien, traiga todos los asuntos al Señor en oración.
Acepte obedecer a Dios. Cuanto usted desee firmemente hacer las cosas a la manera de Dios, siempre se preguntará: ¿Qué quiere Él que yo haga? Esta práctica le permitirá discernir y seguir la dirección del Espíritu.
Desarrolle una sensibilidad más profunda a la reprobación del Espíritu. Como creyentes, ya no estamos condenados (Ro 8.1); por tanto, debemos reconocer la diferencia entre la reprobación del Espíritu Santo y la condenación del enemigo. El Espíritu siempre nos muestra exactamente aquello por lo que necesitamos arrepentirnos —no nos da una sensación vaga de culpabilidad. Su reprobación tiene el propósito de regresarnos a Él.
Entréguese a la voluntad perfecta de Dios. Si usted se entrega cada día en “sacrificio vivo” al Padre celestial solamente, su radar interior le guiará más cerca del Señor. Luego, al rehusarse a seguir el modelo del mundo, y renovar su entendimiento conforme a la mente Cristo, podrá “comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Ro 12.1, 2 NVI).
Devocional original de Ministerios En Contacto