Vivir por fe exige dejar lo que consideramos mejor, para confiar totalmente en Dios.
Hebreos 11.23-28
Moisés, un pastor de ovejas, se paró delante de Faraón y le ordenó al poderoso gobernante que liberara al pueblo de Israel de la esclavitud. La confrontación debe haber parecido un espectáculo ridículo, incluso para los esclavos a quienes Moisés había sido enviado a libertar. Pero, después de diez plagas y muchas presentaciones ante el gobernante egipcio, Moisés puso al país de rodillas con un cayado de pastor y su fe en Dios.
Andar por fe en vez de guiarse por sentimientos, emociones y lógica humana, a menudo significa ser malinterpretado. Nuestras acciones pueden parecer absurdas, pero ¿qué podría ser más razonable que permitir que nuestro omnipotente Padre celestial nos guíe? Cuando nosotros, como Moisés, consideremos que nuestras destrezas y capacidades no están a la altura de la tarea por delante, el poder de Dios realizará por medio de nosotros lo que Él desea que hagamos (vea 2 Co 12.9). El Señor no siempre es “razonable” tal como nosotros conceptuamos la razón, sino que se ocupa de nuestras circunstancias por medio de nuestra obediencia.
Vivir por fe exige dejar lo que consideramos mejor, para confiar totalmente en Dios; implica obedecer cuando el Señor nos dice que debemos hablar o actuar. Dios quiere que confiemos en que Él tiene un plan para nuestra vida y que está dirigiendo siempre las circunstancias y manejando a las personas según su propósito.
Sea cual sea el desafío, usted puede tener éxito si decide depender totalmente del Padre celestial. Él le pondrá de pie frente a su Egipto personal y le dará la victoria.
Devocional original de Ministerios En Contacto