Es dudoso que conozcamos muy bien a Dios o que lleguemos a ser la persona que quiere que seamos, a menos que nos esforcemos por cultivar nuestra relación con Él.
Salmo 78.1-8
Cuando escucha la palabra preparación, ¿qué viene a su mente? ¿Piensa en tener un seguro de vida, estudiar para un examen o quizás empacar todo lo necesario antes de un viaje? Si tiene sentido prepararse para todo eso, piense cuánto más importante debe ser preparar el corazón para el Señor (Sal 78.8). El salmo de hoy es una repetición de la historia de Israel, y una advertencia a las generaciones posteriores para que no sigan los caminos infieles de esa nación. A pesar de todo lo que el Señor había hecho por ellos, el pueblo había subestimado el auxilio divino, y olvidado las grandes obras que Dios había realizado por ellos. Vivían para sí mismos, y no prepararon sus corazones para ser fieles al Señor.
Reconocemos sin dificultad que mucho de lo que hacemos en la vida requiere preparación. Pero, ¿enfocamos nuestra vida espiritual con la misma previsión, o tendemos a adoptar un enfoque más casual? Por ejemplo, ¿hace usted planes para pasar tiempo cada día con el Señor en oración y su Palabra, o tiende a buscarlo solo cuando está enfrentando un problema? Es dudoso que conozcamos muy bien a Dios o que lleguemos a ser la persona que quiere que seamos, a menos que nos esforcemos por cultivar nuestra relación con Él. En estos preciosos momentos de oración y reflexión, tenemos la oportunidad de detenernos con tranquilidad en la Palabra mientras nos enfocamos en una relación estrecha con nuestro Padre celestial. Estas son ocasiones para fortalecer nuestra fe, crecer en amor por Cristo y sentar una base sólida en la Palabra; las cuales nos preparan para enfrentar cualquier problema que surja en el camino.
Devocional original de Ministerios En Contacto