La oración es un privilegio asombroso porque implica una conversación con nuestro Padre celestial.

Efesios 3.17-21

La oración es un privilegio asombroso porque implica una conversación con nuestro Padre celestial. Sin embargo, hay momentos en que parece más un deber que un placer. En especial, si reducimos nuestras oraciones a un rezo o rutina, que puede disminuir nuestro deseo de hablar con Dios. En el pasaje de hoy, la oración del apóstol Pablo es todo lo contrario: está llena de vida, de verdades espirituales y de amor a su Señor. Le pidió a Dios que hiciera una gran obra espiritual en la vida de los efesios y, por tanto, también en la nuestra:

Para que tengamos una mayor comprensión del amor de cristo por nosotros. Aunque está más allá de nuestra capacidad el entender por completo la inmensidad del amor de nuestro Salvador, el apóstol ora para que estemos tan arraigados y cimentados en esta verdad, que lleguemos a ser controlados por ella, y “llenos de toda la plenitud de Dios” (Ef 3.19). Experimentar el amor del Señor nos motiva a vivir en obediencia a Él, y nos permite interesarnos por los demás.

Para ser fortalecidos con el poder sobrenatural del señor. Pablo alaba el poder incomparable de Dios y lo invita a entrar en nuestros corazones. Las batallas más importantes tienen lugar dentro de nosotros —en nuestras mentes, voluntades y emociones. Cuando aceptamos su autoridad, Dios puede usarnos de maneras significativas, para que así demos evidencia de la vida de Jesucristo en mayor medida.

Aunque las necesidades físicas y materiales son importantes, las oraciones del apóstol se centraban con más frecuencia en el bienestar espiritual de otros. Ese es un buen ejemplo para nosotros también.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Para tener una vida de oración plena

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