La oración es un aspecto de nuestra vida espiritual en el cual la mayoría reconocemos la necesidad de mejorar.
Mateo 7.7-11
La oración es un aspecto de nuestra vida espiritual en el cual la mayoría reconocemos la necesidad de mejorar. No solo luchamos con las distracciones, sino que también nos sentimos tentados a tirar la toalla si no vemos resultados inmediatos. Pero el Señor quiere que sigamos trayéndole nuestras cargas, pues así desarrollamos una relación más estrecha con Él. Podemos encontrarnos en una lucha por establecer una vida de oración perseverante, pero ¿qué esfuerzo podría ser más valioso que hablar en oración con el Dios Omnipotente, para quien nada es imposible? Por supuesto, eso no quiere decir que nos dé todo lo que le pidamos, ya que no siempre pedimos de acuerdo con su voluntad. Pero incluso cuando su respuesta sea no, la preocupación paternal de Dios por sus hijos es obvia.
¿Alguna vez ha reflexionado en cuanto a sus oraciones, y se ha sentido agradecido de que el Señor no le diera la respuesta que esperaba? A veces, una perspectiva madura revela que conseguir lo que deseaba habría sido desastroso para usted. En el pasaje de hoy, Dios hace una comparación entre los padres terrenales y el Padre celestial. Si un padre humano, que tiene defectos y es limitado, puede dar cosas buenas a sus hijos, entonces es lógico pensar que el Padre celestial, que es Todopoderoso y Omnisciente, dará a sus hijos regalos mejores.
Por lo tanto, podemos confiar en que, incluso si no recibimos justo lo que hemos pedido, nuestro Padre celestial nos dará algo aún más beneficioso. La paz y la confianza en la oración vienen cuando aceptamos con humildad que podemos confiar en que Dios responderá nuestras oraciones conforme a su sabiduría.
Devocional original de Ministerios En Contacto