El poder no está en lo que nosotros digamos, sino en lo que diga Dios.

Jeremías 33.1-3

En cada década parece haber una nueva producción de libros sobre el tema de comunicación. Podemos encontrar en los pasillos de cualquier librería los numerosos libros dedicados a la oratoria pública, la predicación, la manera de expresarse e incluso la comunicación interpersonal. Hoy en día, saber hablar es definitivamente una actividad muy lucrativa.

Pero lo que falta es una buena enseñanza en cuanto a cómo comunicarnos con Dios. Muchas veces, tomamos lo que aprendemos de las redes sociales para tratar de aplicarlo a la oración. Escogemos esmeradamente cada palabra para hacer nuestras peticiones, y nos esforzamos por decir cada frase utilizando palabras bíblicas. A veces, parece como si creyéramos que es posible descubrir los misterios del cielo si solo aprendemos cómo decir nuestras oraciones.

Amigo mío, este es un método equivocado. Nunca debemos acercarnos al trono de Dios creyendo que debemos tener la combinación perfecta de palabras para poder dirigirnos a Él. El poder no está en lo que nosotros digamos, sino en lo que diga Dios.

Nuestro papel en la oración no es impresionar al Señor con un vocabulario elocuente. Es clamar a Él, expresarle nuestras necesidades y escucharle. Lamentablemente, muchas veces no escuchamos lo que Dios quiere decirnos, ¡porque estamos muy ocupados hablando, sin dejar que Él nos hable!

Haga algo diferente esta semana cuando ore. Aíslese, manténgase callado en su momento devocional con Dios, y esté atento a lo que Él pudiera estar diciéndole.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Cómo descubrir lo oculto

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