Es fácil desestimar lo que está a nuestro alcance, pero nunca debemos perder de vista la posesión más valiosa que Dios nos ha dado: su Palabra inspirada e inerrante.
Nehemías 8.1-9
En nuestra cultura las Biblias son tan abundantes que a menudo no las valoramos. Este no era el caso en los días de Esdras. Después de haber sido exiliados de Israel durante muchos años, los judíos finalmente habían regresado a su tierra, y el pasaje de hoy describe su reacción al escuchar las Sagradas Escrituras. Podemos tener fácil acceso a las Biblias hoy, pero haríamos bien en acercarnos a la Palabra de Dios de la misma manera que lo hicieron estos israelitas.
Con ansiosa atención. El pueblo escuchó con atención mientras Esdras leyó las Sagradas Escrituras “desde el alba hasta el mediodía” (Neh 8.3). ¿Qué tan deseoso está usted cada día de abrir la Palabra de Dios y dedicar tiempo a la lectura y el estudio?
Con reverencia y adoración. Cuando Esdras abrió el rollo, todas las personas se pusieron de pie en reverencia, y luego se postraron para adorar al Señor (Neh 8.5, 6). La Biblia revela quién es Dios, y aumenta nuestro temor reverente por Él y el respeto por su Palabra.
Con entendimiento. Había personas que ayudaban a otros a entender lo que escuchaban, de manera parecida a como lo hacen los pastores y maestros hoy en día (Neh 8.7, 8).
Con arrepentimiento. Después de escuchar la Ley de Dios, se sintieron redargüidos por el pecado, y se arrepintieron con tristeza y llanto (Neh 8.9). La Palabra de Dios es santificadora, revela el pecado y nos guía a la rectitud.
Es fácil desestimar lo que está a nuestro alcance, pero nunca debemos perder de vista la posesión más valiosa que Dios nos ha dado: su Palabra inspirada e inerrante.
Devocional original de Ministerios En Contacto