Si tengo éxito, daré gracias. Si fracaso, buscaré su gracia.
Gálatas 5:22
Está en silencio. Es temprano. Mi café está caliente. El cielo está negro. El mundo está dormido. En unos minutos el día llegará. Va a establecer su curso con la salida del Sol. La quietud de la madrugada se tornará en un día bullicioso. La calma de la soledad será reemplazada por el paso constante de la carrera humana. El refugio de la mañana temprana será invadida por decisiones por tomar y límites de tiempo que cumplir. Por las próximas doce horas estaré expuesto a las demandas del día.
Es ahora que debo tomar una decisión. Por causa del Calvario, soy libre para elegir. Por lo tanto elijo.
Yo elijo amar…
Ninguna ocasión justifica el odio; ninguna injusticia apadrina la amargura. Yo elijo amar. Hoy yo voy a amar a Dios y lo que Dios ama.
Yo elijo el gozo…
Voy a invitar a mi Dios a que sea el Dios de mi circunstancia. Yo me voy a rehusar a que la tentación sea cínica… la herramienta del pensador perezoso. Me voy a rehusar a ver a las personas como menos que seres humanos, creados por Dios. Me voy a rehusar a ver cualquier problema como algo menos que una oportunidad para ver a Dios.
Yo elijo la paz…
Voy a vivir perdonado. Voy a perdonar para poder vivir.
Yo elijo la paciencia…
Voy a mirar por encima de los inconvenientes del mundo. En lugar de maldecir al que toma mi lugar, voy a invitarlo que lo haga. En lugar de quejarme porque la espera es muy larga, le voy a dar gracias a Dios por un momento para orar. En lugar de cerrar mis puños ante las nuevas asignaciones, las voy a enfrentar con gozo y valentía.
Yo elijo la benevolencia…
Voy a ser bueno con el pobre, porque está en soledad. Bueno con el rico porque tiene miedo. Y bueno con el malvado porque así es como Dios me ha tratado a mí.
Yo elijo la bondad…
Andaré sin dinero antes que tomarlo deshonestamente. Voy a ser pasado por alto en lugar de enorgullecerme. Voy a confesar antes de acusar. Yo elijo la bondad.
Yo elijo la fidelidad…
Hoy voy a cumplir mis promesas. Mis deudores no van a negar de su confianza en mí. Mis compañeros no van a cuestionar mis palabras. Mi esposa no va a cuestionar mi amor. Y mis hijos no van a tener miedo que su padre no regrese a casa.
Yo elijo la gentileza…
Nada se gana por la fuerza. Yo elijo ser gentil. Si levanto mi voz será solo para alabar. Si cierro mi puño será solo en oración. Si hago una demanda, que sea solo de mí mismo.
Yo elijo el dominio propio…
Yo soy un ser espiritual. Después que este cuerpo esté muerto, mi espíritu volará. Me rehúso a permitir aquello que se pudre reine sobre lo eterno. Yo elijo el dominio propio. Estaré ebrio solo de gozo. Seré conquistado solo por mi fe. Seré influenciado solo por Dios. Seré enseñado solo por Cristo. Yo elijo. Amor, gozo, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, gentileza y dominio propio. A esto me comprometo hoy. Si tengo éxito, daré gracias. Si fracaso, buscaré su gracia. Y luego, cuando este día haya concluido, pondré mi cabeza sobre mi almohada y descansaré.
Devocional original de Max Lucado