Cuando diste tu vida a Cristo, Él preparó para ti tesoros escondidos y grandes fuentes de bendición. Pero el Espíritu es quien abrirá tus ojos para que puedas verlos. ¡Si lo hallas a Él, encontrarás el tesoro de Dios!

Cuando diste tu vida a Cristo, Él preparó para ti tesoros escondidos y grandes fuentes de bendición. Pero el Espíritu es quien abrirá tus ojos para que puedas verlos. ¡Si lo hallas a Él, encontrarás el tesoro de Dios!