¿Qué debemos hacer para conservarnos limpios del mundo?

¿Qué imagen viene a su mente cuando mencionamos la palabra religioso? Probablemente alguien que dice que es cristiano, pero cuando examinamos su vida, realmente no lo es. En otras palabras alguien que es un hipócrita. Porque lo que dice no hace. Pero si vemos el uso que se le da a esta palabra en un contexto distinto al cristiano vemos que significa algo diferente. Por ejemplo, cuando nos referimos a una persona que todos los días hace ejercicio, decimos: “El hace ejercicio religiosamente”. Porque la idea aquí es muy cercana al significado real de esta palabra. La palabra religioso, conlleva una idea de exactitud o puntualidad, en ningún momento de hipocresía.

Veamos qué definición nos da el diccionario sobre la palabra religioso. Religioso, que cumple con las obligaciones de una religión. Un religioso entonces no es un hipócrita, es alguien que verdaderamente cumple con la fe que profesa. Y ¿por qué hablar hoy de la palabra religioso? Precisamente porque es una palabra que el apóstol Santiago utiliza en el libro que lleva su nombre. Y debemos entender esta palabra bajo la definición del diccionario y no la que probablemente teníamos en mente. Un religioso es aquel que cumple con las obligaciones de una religión.

Recordamos que Santiago fue escrito por un hermano de Jesús a cristianos judíos que por causa de la persecución habían dejado Jerusalén y se habían dispersado por todo el imperio Romano. Santiago, como uno de los principales líderes de la iglesia primitiva, les escribe para animarlos a permanecer y sobre todo a vivir su fe en medio de sus congregaciones. Veamos hoy entonces la porción de la escritura que estudiaremos. Santiago 1:26-27 dice: “Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. 27 La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.”

El que se cree religioso, pero no refrena su lengua, se engaña a sí mismo. El problema para Santiago es que había gente que se creía religiosa pero que hablaba de más. Seguramente los destinatarios de la carta de Santiago se parecen mucho a algunas personas en este año, en nuestra congregación. Son personas que cumplen con todo lo externo de su fe cristiana pero que tienen un grave problema con la lengua, no pueden ponerle freno. Viven inventando, compartiendo y contando cuales periodistas voluntarios a todo el mundo lo que no deben. Santiago dijo que estas personas se engañan a sí mismas.

La verdadera prueba de una confesión de fe en Dios, no son los rituales visibles de adoración, que pueden hacerse sin pensar o sin compromiso del corazón. La verdadera prueba de la fe es la obediencia. Estudiamos la semana pasada que no debíamos contentarnos con escuchar la palabra sino que debíamos llevarla a la práctica. Y eso es lo que dice Santiago, si yo digo ser religioso -recordemos que religioso es el que cumple con las obligaciones de su fe- pero sigo hablando tonterías, chismeando y calumniando entre otros, mi religión no sirve de nada.

¿A qué se refiere Santiago cuando menciona la palabra religión? El término religión en la porción en griego de este pasaje, no es específicamente cristiano y se utiliza ampliamente en la religión griega para denotar el reverenciar y el adorar a un dios o dioses. Generalmente se refiere a los actos de adoración externos. En otras palabras, de nada sirve asistir a la iglesia y a la célula, servir en un ministerio, leer la Biblia, adorar con las manos en alto, escuchar música cristiana o hacer todo lo que externamente podemos decir que es la conducta característica de un cristiano si no llevamos a la práctica nuestra fe. Entonces, la verdadera prueba de una confesión de fe en Dios, no son los rituales visibles de adoración, que pueden hacerse sin pensar o sin compromiso del corazón. La verdadera prueba de la fe es la obediencia. Sin ella la religión es vana, vacía y no sirve de nada.

A las personas que se creían religiosos pero no vivían su fe, Jesús les llamó sepulcros blanqueados. Mateo 23:23-28 dice: “»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello. 25 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará limpio también por fuera. 27 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre.28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.”

Aprovecho para citar Miqueas 6:6 que dice: “¿Cómo podré acercarme al Señor y postrarme ante el Dios Altísimo? ¿Podré presentarme con holocaustos o con becerros de un año? 7 ¿Se complacerá el Señor con miles de carneros, o con diez mil arroyos de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito, al fruto de mis entrañas por mi pecado? 8 ¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.” El Señor nos llama a practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarnos ante él.

El enfoque de Santiago es que si decimos ser religiosos debemos demostrarlo en nuestra forma de hablar al ponerle freno a la lengua. Pero no queda aquí, no consiste sólo en dejar de hacer sino en comenzar a hacer y esto nos lleva de nuevo al versículo 27. Santiago 1:27 dice: “La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” La religión pura y sin mancha conlleva una responsabilidad social. Santiago ahora habla de lo que es la religión pura y sin mancha. Lo que dice que es la religión pura y sin mancha no es una lista exhaustiva de lo que conlleva una religión genuina. Sino más bien, una lista de solo dos cosas que no pueden faltar en la religión genuina. Siendo la primera de ellas, la responsabilidad social.

Constantemente en la Biblia encontramos a Dios a favor de las viudas y huérfanos. Salmo 68:5 dice: “Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa.” Isaías 1:16 dice: “¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! 17 ¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!”

¿Por qué menciona la Biblia a las viudas y a los huérfanos? ¿Qué pasa cuando alguien se queda huérfano y es pequeño como para sostenerse? ¿Qué pasa cuando una mujer enviuda y se queda sola con 3 hijos? Si no hay quién por el huérfano o la viuda, sufrirán aflicciones terribles. Ellos se encuentran desvalidos, impotentes e indefensos. Este es precisamente el motivo por el que Santiago menciona que la religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones.El concepto aquí es que las viudas y los huérfanos son un tipo de todas las personas que se encuentran desvalidas, impotentes e indefensas. Y que en sus aflicciones los cristianos somos los que debemos salir a ayudarles y no sólo contentarnos con orar o sentir lástima por ellos. Seamos generosos con el desvalido, el impotente y el indefenso. No sólo debemos refrenar nuestra lengua, tenemos una responsabilidad social con aquellos que atraviesan aflicciones como las viudas, los huérfanos y los pobres. Y debemos aprender a ayudarles económicamente en sus aflicciones para que tengan su comida, su ropa y su techo.

¿Cómo puede usted ayudar a alguien? ¿Qué se le ocurre? Muchas veces cuando alguien enviuda no sólo necesita un abrazo, sino una ofrenda. Y muchas veces no una ofrenda de una sola vez, una ofrenda mensual con la que usted puede ayudar a alguien de acuerdo a sus posibilidades. Cuando se está en aflicción toda ayuda es bienvenida, unos panes dulces con café son el banquete más grande para el que pasa hambre. Abramos nuestro corazón al necesitado y seamos generosos con él. Aparte de su presupuesto por encima de sus diezmos, ofrendas y ahorros una cantidad para compartir con el necesitado y nunca olvide las palabras del Señor Jesús registradas por Lucas cuando el apóstol Pablo se despedía de los ancianos en la ciudad de Éfeso que encontramos en Hechos 20:33-35 donde dice: “No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. 34 Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros.35 Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”

La religión pura y sin mancha también conlleva una responsabilidad moral y espiritual. Santiago 1:27 dice: “La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” La corrupción en el mundo es grande. Lea los diarios, vea los noticieros y se dará cuenta que el mundo se ha corrompido. Estafas, obras sobre valuadas, violencia, secuestros, divorcios, abuso infantil, copia de tesis universitarias, mentiras dis que blancas y cuanta historia de terror que pueda imaginarse la estamos viviendo. La corrupción es un cáncer que está destruyendo las sociedades en el mundo entero.

La corrupción en el mundo tiene que ver con un sistema de pensamiento contrario al cristianismo y muchas veces hasta anticristiano. Cuando Santiago nos dice que debemos conservarnos limpios de la corrupción del mundo, nos recuerda que no debemos ser absorbidos por el sistema de pensamiento que domina las mentes de los no creyentes y que es contrario a las enseñanzas del cristianismo que son la única fuente divina de verdadera paz y prosperidad y cualquier lugar. No cedamos a la corrupción del mundo, conservémonos limpios. En el área sexual, en el área económica, en el área matrimonial, en el área mental no cedamos a la corrupción de este mundo.

¿Qué debemos hacer para conservarnos limpios del mundo? Cuando Jesús oró por sus discípulos incluyó la siguiente oración: Juan 17:15 dice: “No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.” La clave para vivir en santidad y no dejarnos corromper por el mundo no es salir de él es vivir en él siendo el contrapeso de la injusticia y la corrupción.

Por eso para conservarse limpio del mundo:
Tome cada decisión, con la mente en Dios su Señor. Nunca tome una decisión sin tener a Dios en mente. Dios es bueno, Dios es amor, Dios es santo. En cada decisión, pronto piense en su padre Dios. Con sus decisiones honre y no deshonre a su padre celestial.

Arrepiéntase de sus pecados.  Crea en el sacrificio de Jesucristo en la cruz, como el único camino para su redención y reconciliación con el Padre Dios. Si usted ha cedido a la corrupción de este mundo, arrepiéntase, confiese sus pecados a Dios y apártese.

Conozca su fe. Lea su Biblia a diario y estúdiela.

Practique su fe. No sea un oidor sino un hacedor. Recuerde llevar todos los domingos su Biblia que es su libro de texto, su cuaderno de notas y escribir después de cada mensaje qué cambios hará en su vida a la luz de la enseñanza recibida.

Forme parte de un grupo de amigos que le ayuden a vivir su fe. Asista a una célula. La Biblia dice que debemos llevar los unos las cargas de los otros. No viva su fe solo, vívala con una familia espiritual.

Devocional original de Jorge H. López

El que se cree religioso

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