Dios lo está alistando para el cielo que ya ha preparado.
Hebreos 4.13-16
¿Se ha preguntado usted alguna vez cómo es el cielo? Si pudiera crear al cielo según sus propias especificaciones, ¿qué habría en él?
Al principio, la pregunta parece fácil —de inmediato vienen a su mente unas cuantas ideas. Pero, después de varios minutos de consideración seria, se hace evidente que no podríamos pensar en cosas que darían satisfacción eterna. ¿Cómo podríamos hacerlo, a menos que ya lo hubiéramos experimentado? La triste verdad es que la gente pasa mucho tiempo buscando algo, o a alguien, solo para llegar a la conclusión de que su meta no era en realidad lo que querían. El problema es que si no contamos con ayuda, no sabemos en verdad lo que queremos.
Esta es una de las razones por la que tenemos un gran Sumo Sacerdote presidiendo en el trono de la gracia. La Palabra de Dios nos dice que “no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (He 4.13).
En otras palabras, Jesucristo ve lo que en realidad queremos y necesitamos, aunque nosotros no reconozcamos lo que eso pudiera ser. Él sabe cómo encontrar lo que nos duele, para poder aplicar allí el bálsamo aliviador.
Y lo que es aun mejor, Él nos alienta amorosamente a “[acercarnos] confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (He 4.16). Tenga por seguro que su Sumo Sacerdote conoce los verdaderos deseos de su corazón, y Él lo está alistando para el cielo que ya ha preparado.
Devocional original de Ministerios En Contacto