La Palabra de Dios es digna de confianza; por eso, viva de manera cónsona con ella.
2 Timoteo 4.1-5
Los no creyentes tienen derecho a preguntarnos qué creemos, y por qué lo creemos. Y nosotros tenemos la responsabilidad de darles razones de peso. Por lo tanto, debemos estar preparados en todo momento para decirles con paciencia lo que sabemos acerca de Jesús.
La apologética (del griego apo, que significa “de”, y logia, “dichos”) es una rama de la teología dedicada a defender las verdades bíblicas. El fundamento del cristianismo es mucho más que un mensaje esperanzador; los creyentes tienen una seguridad bendita basada en la verdad eterna del Dios vivo. Por lo tanto, siempre debemos estar listos para defender, explicar y dar razón de la fe que tenemos (1 P 3.15).
Algunas personas creen en cosas que nos son ciertas; sin embargo, tienen convicciones fuertes acerca de lo que se les ha enseñado. Muchas de ellas forman parte del gran porcentaje de nuestra sociedad que no toma en cuenta la Palabra de Dios. Como seguramente usted ha descubierto, no podemos hacer que una persona crea lo que no quiere creer. Por eso, si nos encontramos con personas así, es aconsejable dejarles primero ver cómo vivimos. Después, tal vez, estarán más abiertas a escuchar de nuestra fe.
Pero he aquí una advertencia: la hipocresía es fácil de detectar; así que asegúrese de vivir conforme a las convicciones que dice tener. Si la gente ve que sus acciones no concuerdan con sus palabras, rechazarán la verdad de Dios.
La Palabra de Dios es digna de confianza; por eso, viva de manera cónsona con
ella, tanto por el bien suyo, como por el de los que espera alcanzar con el evangelio.
Devocional original de Ministerios En Contacto