El avivamiento comienza cuando un corazón se rinde, se humilla, se quebranta y obedece a la palabra. No se trata de tu preparación o tu capacidad, es la presencia de Dios la que hace lo milagroso.

El avivamiento comienza cuando un corazón se rinde, se humilla, se quebranta y obedece a la palabra. No se trata de tu preparación o tu capacidad, es la presencia de Dios la que hace lo milagroso.