Pero tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.
(2 Timoteo 3.14–16 NVI)
Según Pablo, la Biblia existe para darnos «la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús» (v. 15). Estamos perdidos y necesitamos ser salvos. Jesús es nuestro amante Salvador y debemos aceptarlo. Este es el mensaje principal de las Escrituras.
A través de la Palabra de Dios el ser humano puede encontrar la mejor guía para discernir la voluntad de Dios para su vida. Es un hermoso mensaje directo y claro de parte de Dios para cada individuo.
Cuando lees la Biblia, aprendes a discernir la voluntad de Dios para tu vida. Sus enseñanzas y mensaje poseen extraordinaria vigencia para el día de hoy. Basta con dejar que Dios guíe tus pasos a través de ella y se volverá como una lámpara que te indica donde caminar.
El autor de la Biblia es Dios. Él es quien la inspiró, la produjo y por lo tanto la Biblia es la Palabra de Dios. Es el aliento de Dios. Si quieres saber lo que Dios piensa debes comenzar a leer Su Palabra.
Será útil para enseñarte, para reprenderte, para corregirte y para instruirte. Todo esto con el único fin de que estés completamente entrenado y preparado para hacer el bien en todo momento y de esa manera glorificar Su nombre.
Guardamos la verdad cuando deliberada y conscientemente permitimos que lo que hemos escuchado se convierta en parte de nuestro ser. Jesús dijo: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn 8.32). Según conocemos (guardamos) la verdad, la verdad nos hace libres de la culpa, del miedo y del enojo. La verdad guardada tiene un impacto que da forma y reconfigura el corazón. Solo cuando permites que la verdad de las Escrituras sea la autoridad en tu vida puedes saber si funciona o no. Si sigue vigente o no.
Guarda siempre la verdad de la Palabra de Dios en tu corazón. Nunca la menosprecies. Permanece firme en ella y verás cómo Dios te habla incluso en los peores momentos de tu vida.
Las promesas que en ella encontrarás no tienen fecha de caducidad. Siguen vigentes hasta el día de hoy. Recuerda, la palabra del Señor permanece para siempre (1 Pedro 1:25).
Devocional basado en el nuevo libro “Días de gloria” de Max Lucado.