Cristo está sentado a la diestra del Padre, intercediendo siempre por nosotros conforme a la voluntad del Padre celestial.

Juan 16.23-27

¿Está seguro de que el Señor escuchará y responderá sus oraciones? Uno de los motivos por el que podemos llegar a luchar con la duda es el desconocimiento de lo que Dios ha hecho para que podamos venir delante de Él con nuestras peticiones.

Asociación. Nuestro pecado nos separó de Dios, pero Cristo entregó su vida en la cruz como pago por la condena que merecíamos por el pecado. En el momento que fuimos salvos, entramos en una asociación íntima con Dios-Padre por medio de su Hijo.

Acceso. Junto con nuestra nueva relación viene el acceso al trono de la gracia, donde podemos llevar con valor y confianza nuestras preocupaciones a Dios.

Autoridad. En los Evangelios, las oraciones del Señor Jesucristo iban acompañadas del poder de su condición divina. Ahora, por nuestra asociación con Él por medio de la salvación, Jesucristo nos ha dado el privilegio de orar en su nombre conforme a su poder y autoridad.

Acuerdo. Pero la oración ofrecida en el nombre de Jesús siempre debe estar de acuerdo con lo que Él pediría. En otras palabras, nuestras peticiones deben alinearse con el carácter de Dios y el contenido de su Palabra.

Garantía. Cuando el Señor dijo a sus discípulos que respondería a las peticiones ofrecidas en su nombre, estaba afirmando que podemos orar con seguridad gracias a nuestra asociación y acuerdo con Él.

Cuando no estemos seguros de si nuestras peticiones están de acuerdo con lo que Jesús pediría, podemos sentirnos reconfortados al saber que Cristo está sentado a la diestra del Padre, intercediendo siempre por nosotros conforme a la voluntad del Padre celestial.

Devocional original de Ministerios En Contacto

La respuesta a la oración: Nuestra garantía

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