La Palabra de Dios nos asegura que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús.
Efesios 1.3-6
Todos probablemente hemos disfrutado de momentos en los que fuimos elegidos para recibir algún honor o una tarea que consideramos especial. Sin embargo, esos momentos nos recuerdan el gozo que tenemos por saber que pertenecemos al Señor Jesús para siempre.
¡Qué sublime es saber que Dios nos eligió para ser parte de su familia, aun antes de la fundación del mundo! Esta elección, que significa que fuimos elegidos divinamente para ser conformados a la semejanza de Cristo, nos da seguridad y define nuestra identidad como hijos de Dios. Es como una gran roca que nos da seguridad cuando los temores se multiplican y la ansiedad ataca.
Sin embargo, a pesar de esto, muchos creyentes se inquietan cuando piensan en su naturaleza pecaminosa. Por saber que Dios pedirá cuentas de todo pecado, temen que la condenación de los impíos pueda caer también sobre ellos. Al mismo tiempo, Satanás siempre susurra en nuestros oídos comentarios acusatorios en cuanto a nuestra conducta. Se aprovecha de nuestros sentimientos. Cuando esto suceda, necesitamos recordar a Satanás —y a nosotros mismos— la Palabra de Dios, que nos asegura que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Ro 8.1).
Recuerde que el Padre ha puesto una marca en usted como uno de los suyos. Usted es alguien muy especial para Dios. De hecho, es tan amado por el Padre, que envió a su Hijo unigénito a un mundo pecador para morir en la cruz, de modo que usted y yo podamos estar cerca de Él (Jn 3.16). Esta es gracia pura, no adulterada, por la cual debemos alabarle sin cesar.
Devocional original de Ministerios En Contacto