La libertad proviene de creer lo que Dios ha dicho acerca de su Hijo, reconocer que somos pecadores sin esperanza y aceptar a Cristo como nuestro Salvador.

Juan 8.31-36

¿Se considera libre? La verdad es que la mayoría de las personas son esclavas, aunque no lo sepan. Y si bien no están atadas a cadenas ni tienen amos terrenales, tal forma de esclavitud tiene que ver con la condición invisible del alma. Cuando Cristo habló acerca del poder de la verdad para liberar a las personas, los fariseos se negaron a reconocer su propia condición pues vivían una mentira y pensaban que eran libres; lo mismo ocurre con muchas personas hoy, no tienen idea de que son esclavas del pecado, y de que es el resultado de haber rechazado a Jesucristo.

La libertad proviene de creer lo que Dios ha dicho acerca de su Hijo, reconocer que somos pecadores sin esperanza y aceptar a Cristo como nuestro Salvador. En ese momento, somos liberados del castigo y del dominio del pecado, para que cuando lleguemos al cielo, seamos liberados de la presencia del pecado y nunca más seamos asediados por él. Mientras vivamos en este mundo, el pecado nos rodeará y será algo con lo que debamos batallar. Sin embargo, Dios nos ha dado la manera para liberarnos poco a poco de su poder. Su solución es la misma que nos llevó a la salvación: la verdad. El Señor dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8.31, 32). La clave es llenar cada día nuestra mente con la Palabra de Dios. A medida que ella modela nuestras emociones y dicta nuestras acciones, tendremos la victoria sobre los pensamientos, las actitudes y los hábitos pecaminosos.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Libres de verdad

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