En medio de nuestros temores, necesitamos recordar las promesas de Dios.
Isaías 41.8-20
A lo largo de la Biblia, Dios nos anima a no sentir temor ni ansiedad, porque como hijos suyos, no tenemos razón para sentir miedo. Por supuesto, debemos ser cautelosos en cuanto a lo que hacemos y hacia dónde vamos, pero no es necesario vivir con ansiedad.
Todos tenemos temores diferentes, como el miedo a las críticas, la enfermedad, la muerte y la pobreza. Estas son preocupaciones universales, pero son síntomas de algo muy profundo que alimenta nuestras preocupaciones. Algunas de las causas principales son:
UNA SENSACIÓN DE INSUFICIENCIA. Podríamos sentirnos incompetentes para enfrentar algunos retos o tareas.
UNOS ESTÁNDARES POCO REALISTAS. Podemos pasar la vida tratando de estar a la altura de las expectativas que nos hemos impuesto, en vez de las que Dios nos demanda.
UNA SENSACIÓN INNATA DE INDIGNIDAD. Podríamos sentir que no merecemos la bondad de Dios.
En medio de nuestros temores, necesitamos recordar la promesa de Dios en Isaías 41: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Is 41.10). Es importante que lo miremos a Él, y no a nuestras circunstancias.
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