Juan 11.44 | Nueva Traducción Viviente
«¡Quítenle las vendas y déjenlo ir!»


Cuando Jesús se acercó al sepulcro de su amigo y gritó: «¡Lázaro, sal fuera!», su amigo, que llevaba cuatro días muerto, salió todavía cubierto de pies a cabeza con las vendas de entierro. Sus vendas no se cayeron tan pronto Jesús le habló. Fue necesario que alguien le quitara las vendas y lo dejara ir. Esto encierra una lección importante. Cuando aceptas a Cristo, Él te cambia de adentro hacia fuera. Sin embargo, ciertas experiencias en tu pasado pueden retrasarte, mantenerte atado espiritualmente y afectar la manera en que te ves a ti mismo. Y si bien el Espíritu Santo hace la tarea inicial, la transformación es un proceso y requiere la ayuda de otros. No ocurre de la noche a la mañana; toma tiempo. La Biblia dice en 2 Corintios 5.17: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas». Cuando Jesús te salva es como si salieras de la tumba todavía cubierto en las vendas de entierro de tu pasado. ¿Qué son esas vendas? Las influencias y los pensamientos negativos, la autoestima pobre, los viejos hábitos, las relaciones destructivas, etc. Por eso Dios envía a personas para que te amen y te ayuden a liberarte y a alcanzar tu potencial. Es importante que identifiques a esas personas y edifiques tu vida alrededor de ellas. Por esto también necesitas desarrollar una relación íntima con Dios por medio de la oración y la lectura de la Biblia. A través de su Palabra captas un cuadro real de cómo Él te ve. Por medio de la oración conoces su corazón y comienzas a verte a través de sus ojos. Cuando eso ocurre, empiezas a vivir redimido, liberado y reorientado.

Dios envía a personas para que te amen y te ayuden a liberarte y a alcanzar tu potencial.


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Redimido, liberado y re-orientado

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