Tienes que llegar al grado de verdaderamente creer que Dios es capaz de hacer lo que él ha dicho…
El hijo pródigo le pidió al padre la herencia, pero no tenía el carácter requerido para sostenerla. Pablo dijo, en más de una ocasión, que cuando el heredero es niño, sigue siendo heredero, pero por ser niño, no puede recibir la herencia, hasta que llegue el tiempo asignado por el padre.
Por lo tanto, para muchas de las promesas de Dios en nuestras vidas, lo que tenemos que hacer es madurar. No es que vas a luchar por la promesa, porque la promesa es parte de tu herencia, y tu herencia la tienes por relación, pero necesitas demostrar madurez para que esa promesa se manifieste en tu vida.
Abraham creyó en esperanza contra esperanza. Tienes que buscar esperanza, en un lugar diferente al que la has estado buscando. De la misma manera, tienes que llegar al grado de verdaderamente creer que Dios es capaz de hacer lo que él ha dicho que va a hacer. Dios puede hacerlo. Tiene que haber una experiencia en tu vida que te diga que Dios puede hacer cualquier cosa.
¿Por qué Abraham estaba dispuesto a sacrificar a Isaac? Porque ya Dios había levantado a otro muerto. Dice la biblia que su cuerpo estaba como muerto. Para él tener a Isaac, Dios hizo lo imposible. Así que él estaba dispuesto a sacrificar a Isaac, porque él sabía que, si Dios tenía que levantarlo de los muertos, él lo iba a hacer. ¿De dónde salió esa confianza? De la experiencia que él había tenido en el pasado, que lo llevó a entender que Dios podía hacer cualquier cosa. Abraham estaba dispuesto a entregar a Isaac, porque Dios se lo dió milagrosamente.
Tiene que haber un momento en tu vida donde no haya duda de que Dios es capaz de hacer lo que él ha prometido que va a hacer.
Lamentablemente, muchos cristianos dicen estar ya en ese punto, pero no es así. Desean, quieren estar en ese grado, pero no lo están. Cuando llegamos a ese grado, estamos dispuestos a hacer lo que nadie está dispuesto a hacer.
Pastor Otoniel Font.
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