Una de las formas en que El Espíritu Santo ayuda es concediéndonos dones espirituales, que son capacidades dadas a los creyentes.
Romanos 12.1-13
¿No se siente preparado para servir al Señor? El sentimiento de incompetencia es una de las muchas excusas que usan las personas para evadir el ministerio y el servicio, la cual no es válida. Rehuir tal llamamiento puede afectar la voluntad de Dios, obstaculizar las bendiciones que se derivan de la obediencia, e impedir que recibamos recompensas eternas en el cielo. Jesucristo conocía la tendencia humana de sentirnos incompetentes. Es por eso que les aseguró a sus seguidores que recibirían un Ayudador o Consolador, el Espíritu Santo, que vendría a morar en ellos para siempre (Jn 14.16). El Espíritu capacita, energiza y prepara a los creyentes para servir al Señor. Una de las formas en que nos ayuda es concediéndonos dones espirituales, que son capacidades dadas a los creyentes.
Nuestro Padre celestial tiene un ministerio en mente para cada uno de sus hijos. Por lo tanto, ha seleccionado el “equipo” espiritual necesario para ayudarnos a llevar a cabo su obra, que consiste en dones que fueron dispuestos por nuestro Creador antes de que naciéramos. Su voluntad es que aceptemos nuestro don y lo ejerzamos junto a los dones de otros creyentes para servirle de todo corazón como Cuerpo de Cristo. Incluso el trabajo más pequeño contribuye a la Gran Comisión y al fortalecimiento de la Iglesia. El Señor tiene un plan para cada creyente. Para asegurarnos de que podamos cumplir con sus expectativas, primero crea talentos naturales en nosotros. En el momento que somos salvos, añade un don espiritual. Entonces el Padre celestial abre puertas de oportunidad, y el Espíritu Santo manifiesta su poder para que podamos llevar a cabo la obra puesta delante de nosotros.
Devocional original de Ministerios En Contacto