Comience hoy dedicando parte de su día al encuentro de su Amigo.
Muchos de nosotros hemos sido bendecidos con amigos de verdad. Imaginemos que nunca pasáramos tiempo juntos, sino que únicamente pensáramos y habláramos de lo maravillosas que son esas personas. ¿No sería absurda esa conducta? Pero eso es lo que hacen algunos cristianos. A pesar de saber mucho de Dios y de la Biblia, se privan del rico compañerismo con el Padre celestial, el mejor amigo que cualquier persona puede tener.
Es posible llenar nuestra vida con información y actividades espirituales, las cuales son buenas, pero también dejar de tener una relación estrecha con el Señor. Hágase una breve autoevaluación para ver si esto se aplica a usted. ¿Asiste a la iglesia únicamente por deber? ¿Al orar utiliza palabras ampulosas o repetitivas, en vez de hablarle a Dios con el corazón? ¿Sirve sólo por un sentido de obligación?
En la Biblia leemos acerca de muchas personas cuyo encuentro personal con Dios fue renovador y transformador. Abraham, Gedeón, Moisés y Pablo son algunos de los que hablaron con Él de manera personal (Gn 7.4; Jue 6.12, 14; Éx 3.2; Hch 9.3-6). Aunque quizá no esperamos tener tan dramáticas experiencias hoy, todos los creyentes debemos tener momentos preciosos y personales con Dios. Cada vez que abrimos la Biblia y le pedimos al Espíritu Santo que ilumine el significado de su Palabra para nuestra vida, podemos confiar en que escucharemos directamente de nuestro Padre celestial.
La Biblia nos dice: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Stg 4.8). La intimidad con el Señor exige tiempo y resolución. Comience hoy dedicando parte de su día al encuentro de su Amigo.
Devocional original de Ministerios En Contacto