Las distracciones nos quitan la capacidad de enfocarnos, por lo que es necesario apartar tiempo para escuchar.
Josué 1.6-8
Cuando Dios instruyó a Josué en cuanto a cómo debían los israelitas tomar posesión de la tierra prometida, incluyó una orden crucial: meditar en su ley de día y de noche, y obedecer todo lo que ella decía. Esto les garantizaría el éxito.
La meditación sigue siendo vital para los creyentes hoy. Por consiguiente, debemos disciplinarnos para meditar cada día en la Palabra de Dios, enfocando nuestra atención en su naturaleza y en sus caminos. Esto implica leer la Biblia, estar en silencio delante del Señor para que podamos escucharle y poner en práctica la verdad bíblica.
Por supuesto, estas cosas no suceden por sí solas. Las distracciones nos quitan la capacidad de enfocarnos, por lo que es necesario apartar tiempo para escuchar. Considere los beneficios de hacerlo. La meditación…
Aquieta nuestro espíritu y proporciona una vía para que Dios purifique nuestro corazón.
Desarrolla hambre por la Palabra de Dios, y de ese modo podemos lograr una comprensión más profunda de Jesús, y una mayor sensación de su poder.
Mejora nuestro discernimiento en cuanto a la dirección de Dios para nuestra vida.
Aviva nuestra conciencia de su presencia.
La meditación puede implicar el pequeño sacrificio de levantarse más temprano, o desprenderse del tiempo libre durante el día. Pero vivir una vida centrada en Cristo llena de paz y regocijo, depende de nuestro compromiso de enfocar con regularidad nuestra mente y nuestro corazón en Él.
Devocional original de Ministerios En Contacto