La gracia de Dios fue necesaria para salvarnos, y también será necesaria para el resto de nuestra vida.
Hechos 15.7-11
Como creyentes, atribuimos fácilmente nuestra salvación a la gracia de Dios; pero, ¿qué significa para nosotros “esta gracia en la cual estamos firmes”?
(Ro 5.2) ¿Cómo funciona en la vida diaria, especialmente cuando pasamos por períodos de prueba o sufrimiento?
1. La gracia del Señor libera su poder sobrenatural en nosotros para que podamos sobrellevar las dificultades de la vida y regocijarnos en lo que Él está haciendo en nosotros por medio de la adversidad.
2. La gracia fortalece nuestra confianza en el Señor. Nada luce irremediable cuando nos enfocamos en Él, en vez de hacerlo en nuestros problemas.
3. Descubrimos la seguridad de la presencia sustentadora de Dios, ya que Él camina con nosotros en cada paso del camino.
4. Porque hemos experimentado el amor que Dios nos tiene, somos capaces de sentir empatía y amor por los demás cuando enfrentan tiempos difíciles.
5. En las pruebas, la gracia transforma nuestro carácter, y ayuda a que otros puedan ver a Jesús reflejado en nosotros.
Las dificultades son inevitables. Por eso, necesitamos una dosis diaria de la gracia de Dios, si queremos atravesar las pruebas con la confianza de que habrá una recompensa. Si confiamos en nuestras fuerzas, los obstáculos parecerán insuperables, dejándonos desanimados y prontos a renunciar.
Muchas veces, confiamos en Cristo para salvación, pero luego tratamos de vivir sin su ayuda. Si la gracia de Dios fue necesaria para salvarnos, también será necesaria para el resto de nuestra vida. Solo mediante la inyección continua de su poder, podremos tener una vida de fe victoriosa.
Devocional original de Ministerios En Contacto