Nuestro Padre celestial quiere que sus hijos desarrollemos discernimiento espiritual para protegernos del engaño.

Mateo 3.1-12

¿Quién no necesita un poco de discernimiento? Necesitamos la ayuda del Señor para identificar la verdad y la realidad en un mundo lleno de áreas grises complejas y engaños diabólicos. Juan el Bautista fue un hombre con mucho discernimiento. Este tosco predicador llegó a la escena del judaísmo ortodoxo tradicional con un mensaje para toda la nación judía. La misión de Juan fue preparar el camino para la llegada del Mesías. Lo que tenía que decir era sencillo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt 3.2).

Cuando las multitudes acudieron para escuchar a este singular profeta y arrepentirse de sus pecados, Juan discernió que algunos de ellos eran impostores. Los fariseos y los saduceos habían venido a investigarlo, no a arrepentirse. Estaban ocultando la verdad detrás de una aparente religiosidad. Un espíritu capaz de discernir está a tono con el Espíritu de Dios. Puesto que Juan vivía en obediencia al Señor, recibió una visión más allá de todo lo que podría haberse originado en su mente. Él veía la situación desde la perspectiva de Dios, y por eso reprendía con severidad a esa “generación de víboras” (Mt 3.7). Aunque nunca seamos tan directos como Juan, habrá momentos en que seremos llevados a la confrontación por un espíritu de discernimiento.

Nuestro Padre celestial quiere que sus hijos desarrollemos discernimiento espiritual para protegernos del engaño. Tenemos que saber cómo reconocer las filosofías erradas y las doctrinas falsas que se introducen en la iglesia. Además, tal conocimiento divino puede también protegernos a la hora de relacionarnos con otros, e incluso ayudarnos a ver la verdad acerca de nosotros mismos.

Devocional original de Ministerios En Contacto

La importancia del discernimiento

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