Recuerda, el Señor Jesucristo nos invita a llevarle nuestra carga llena de duda; por tanto, podemos confiar en que nos dará descanso de ella.
Santiago 1.5-8
Confiar en que las promesas bíblicas son verdaderas requiere fe. Según Hebreos 11.1, la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. En el momento de la salvación, creímos por fe que fuimos salvos por Dios mediante el sacrificio de su Hijo Jesucristo.
Desde entonces, muchos hemos luchado para creer siempre que las promesas del Señor son verdaderas, o que se aplican a nosotros. Nuestra fe se ha mezclado con la duda. A veces nos sentimos inseguros del amor o el perdón de Dios. En otros momentos, nos preguntamos si en realidad se nos ha dado todo lo que necesitamos. Si las oraciones no son respondidas como esperamos, nos preguntamos si el Señor se preocupa de verdad por nosotros. En tales casos, nuestros sentimientos y circunstancias nublan lo que creemos en verdad.
La buena noticia es que las Sagradas Escrituras pueden ayudarnos a tener confianza en tiempos de incertidumbre. Se puede confiar en ella porque su autor, Dios mismo, es digno de confianza. A medida que estudiamos sus páginas, el Espíritu Santo trabaja a través de nuestra duda, y las promesas del Señor comienzan a hacerse claras para nosotros.
Recuerde, el Señor Jesucristo nos invita a llevarle nuestra carga llena de duda; por tanto, podemos confiar en que nos dará descanso de ella (Mt 11.28).
Devocional original de Ministerios En Contacto