Gracias a nuestro Salvador Jesucristo, podemos acceder a la presencia de nuestro Padre celestial.
Juan 16.23-33
¿Recuerda la enseñanza que el Señor Jesús dio la noche antes de su muerte? Él dijo a sus seguidores: “El Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre” (Jn 15.16 NVI, énfasis añadido). Orar en el nombre de Cristo declara que tenemos:
ASOCIACIÓN CON EL SALVADOR. La relación con el Señor nos permite acercarnos al Padre. Antes éramos extraños, pero en el momento de la salvación nos convertimos en hijos de Dios por medio de la obra redentora de Cristo (Ef 2.19). El Espíritu Santo que habita en nosotros demuestra que pertenecemos al Padre, quien escucha las peticiones de sus hijos.
ACCESO AL PADRE. La muerte del Señor Jesucristo abrió un camino directo y sin barreras a la presencia del Padre. Cuando el Salvador se ofreció como el sacrificio sacerdotal (He 7.26-28), el velo del templo que separaba el Lugar Santísimo del hombre fue rasgado en dos (Mr 15.38). En ese momento, el acceso a Dios se hizo disponible para todos los que creen. A través del Espíritu Santo, podemos hablar con Dios sin un intermediario (Ef 2.18).
Gracias a nuestro Salvador Jesucristo, podemos acceder a la presencia de nuestro Padre celestial. ¡Demos gracias al Señor por el maravilloso privilegio de la oración!
Devocional original de Ministerios En Contacto