Según Jesucristo, la solución no es diluir el mensaje, sino dar testimonio de la verdad con valentía, y confiar en Dios para abrir los corazones.
Juan 6.26-71
A este mundo le impresionan los números. Las empresas buscan aumentar las ventas y su cantidad de clientes; los políticos compiten por más partidarios; e incluso las iglesias quieren que la asistencia crezca. Pero al Señor nunca le impresionaron las multitudes que lo seguían, porque sabía lo que había en sus corazones (Jn 6.64).
Los acontecimientos del pasaje de hoy tuvieron lugar después de que el Señor alimentó a una multitud. Como resultado, más gente le prestó atención, pero cuando mencionó algunas verdades difíciles, muchos lo abandonaron con la misma rapidez.
Les dijo que no lo buscaran para beneficiarse en esta vida, sino que vinieran a Él para vida eterna (vv. 26, 27).
Afirmó que el Padre lo envió para dar vida (vv. 28-36).
Afirmó que resucitaría a todos los que el Padre le diera (vv. 37-45).
Manifestó ser el único que había visto al Padre celestial (v. 46).
Dijo que daría su cuerpo y sangre por quienes creyeran en Él (vv. 47-55).
Declaró que solo aquellos que lo aceptan tendrán vida eterna (vv. 56-58).
En esencia, Cristo afirmó ser Dios y el único camino de salvación. Pero el versículo 66 dice que “muchos de sus discípulos volvieron atrás” como resultado de este desafiante mensaje. Vemos el mismo fenómeno hoy en día. Mucha gente se siente atraída por el Señor Jesús porque quieren tener una vida mejor, pero se alejan con rapidez porque sus aseveraciones les resultan ofensivas. Según Jesucristo, la solución no es diluir el mensaje, sino dar testimonio de la verdad con valentía, y confiar en Dios para abrir los corazones.
Devocional original de Ministerios En Contacto