Gran parte del cristianismo tiene una visión distorsionada del discipulado.
Mateo 10.24-42
Gran parte del cristianismo tiene una visión distorsionada del discipulado. En nuestro deseo de ver a más personas venir a Cristo, podemos llegar a ofrecer un evangelio que enfatice el provecho de seguir al Señor, sin mencionar el costo que eso implique. Sin embargo, el Señor no evitó decir la verdad. Le hacía saber a la gente que ser su discípulo no sería fácil, porque estarían siguiendo sus huellas. Si Cristo enfrentó la vida con desafíos, ¿por qué nosotros no? Debemos tener como objetivo el llegar a ser más como nuestro Salvador, aunque esto signifique sufrir de algún modo. Por el contrario a lo que muchas predicaciones contemporáneas sugieren, seguir a Cristo puede o no mejorar nuestras relaciones. Podría convertirse en una fuente de contención porque el amor, la devoción y la lealtad de un verdadero discípulo reemplazan a cualquier otra relación. Si un amigo o pariente contradice lo que el Señor ha ordenado, entonces la opción debe ser seguir a Cristo en vez de al ser querido.
Como cristianos, con frecuencia estaremos tentados a transigir para evitar malentendidos, críticas, rechazos o persecución. Pero como seguidores de Cristo, estamos llamados a tener una vida crucificada, y transigir socava la naturaleza de la crucifixión. No podemos buscar la aceptación del mundo y al mismo tiempo seguir al Señor. Hasta que estemos con ambos pies del lado de la obediencia, perderemos la seguridad de la paz y las bendiciones de Dios. Aunque el discipulado es costoso, la recompensa es grande. El Señor Jesús promete confesar nuestros nombres como suyos delante del Padre celestial cuando entremos en nuestro hogar celestial.
Devocional original de Ministerios En Contacto