¿Es el éxito una meta legítima para los creyentes?
Proverbios 16.1-3
¿Es el éxito una meta legítima para los creyentes? ¿Es esto algo que Dios quiere para sus hijos? Las respuestas dependen de nuestra definición del éxito. Mucha gente lo define como el logro de riqueza, prominencia o fama. Si eso es lo que usted busca, entonces sigue la definición del mundo, no la del Señor. A los ojos de Él, el éxito verdadero comienza en nuestro ser interior; el primer paso es una relación con Él; al hacerlo, lo aceptamos como Salvador y lo seguimos con obediencia. La meta del Señor para nosotros es el crecimiento continuo en el carácter cristiano y la madurez espiritual, pero eso no es todo. También tiene algo de trabajo para que lo llevemos a cabo (Ef 2.10). Dios planeó estas tareas de manera específica para cada uno de nosotros, y las diseñó teniendo en mente nuestra personalidad, talentos, destrezas y dones espirituales. Puede pensar en estos como nuestro llamado especial y nuestra responsabilidad en la vida.
El éxito genuino implica hacer lo que el Señor nos ha llamado a hacer, no solo de vez en cuando sino siempre. Tiene que ver con la perseverancia más que con la perfección. Cuando esta sea su definición del éxito, tendrá la certeza de que el Señor le ayudará a obtenerlo. Dios está comprometido a ayudarle para que llegue a ser la persona que quiso que fuera cuando le creó, y alcance las metas que ha fijado para usted. La evaluación final de nuestro éxito tendrá lugar cuando estemos delante de Dios y demos cuenta de nuestra vida (Ro 14.12). Y si hemos vivido según la definición del éxito del Señor, nos esperará nuestro tesoro en el cielo, junto con las palabras: “¡Bien hecho!”.
Devocional original de Ministerios En Contacto