Daniel es un ejemplo excelente de cómo vivir con convicciones bíblicas aun cuando hacerlo podría poner en riesgo la vida.
Daniel 6.10-28
Daniel es un ejemplo excelente de cómo vivir con convicciones bíblicas aun cuando hacerlo podría poner en riesgo la vida. Su experiencia en el foso de los leones tuvo lugar cuando ya era anciano, pero no era la primera vez que había elegido obedecer a Dios en vez de al hombre. De hecho, defender sus convicciones se había convertido en la regla, no en la excepción de su vida. La vida de Daniel revela el fruto de vivir en obediencia fiel a Dios.
Tenía sabiduría más allá de sus años. Después de que Daniel defendió sus convicciones con respecto a la comida, el Señor le dio mayor conocimiento, sabiduría y entendimiento que a todos los demás consejeros del rey (Dn 1.17-21).
Dios le concedió el favor de los reyes. En vez de perseguirle por decir la verdad, los reyes promovieron a Daniel al lugar más alto de autoridad, aunque era un extranjero judío (Dn 2.46-48).
Su obediencia le dio oportunidades para hablar de Dios. Si Daniel hubiera elegido mezclarse con la cultura, los reyes babilónicos y persas probablemente no lo habrían notado. Pero como no se retractó de sus convicciones, la frase “el Dios de Daniel” resonaba en las cámaras de esos reinos, y Dios fue glorificado (Dn 6.26).
Dios usó a Daniel para escribir Escrituras Sagradas. Él era un siervo confiable y obediente en medio de una cultura pagana, y Dios reveló asombrosas profecías futuras en el libro que escribió. (Véanse los capítulos 7 al 12).
Aunque no estemos delante de reyes en palacios o de leones en un foso, nosotros también podemos ser usados por Dios cuando profesamos obediencia absoluta a Él.
Devocional original de Ministerios En Contacto