Un camino está lleno de preocupación e incertidumbre, mientras que el otro conduce al descanso y a la bendición. ¿Cuál escogerá usted?
Salmo 37.1-9
En los deportes, la construcción y los viajes, el tiempo preciso es esencial. Precipitarse a actuar sin someterse al plan puede resultar en oportunidades perdidas, problemas o desastres. El plan de Dios para nuestra vida también tiene plazos de tiempo. Él dirige los acontecimientos para hacer su voluntad, glorificar su nombre y bendecirnos, razón por la que cooperar con su tiempo es tan crucial. En vez de aprender esta lección de una manera dolorosa, considere lo que sucedió en las siguientes situaciones de las Sagradas Escrituras:
Abraham y Sara trataron de tener al hijo prometido por medio de Agar, lo que resultó en desavenencia familiar y enojo (Génesis 16.1-6).
Rebeca y Jacob utilizaron el engaño para obtener la bendición del Señor, y Jacob se convirtió en un fugitivo (Génesis 27.1-43).
Impaciente por el retraso de Samuel, el rey Saúl ofreció el sacrificio, y Dios le quitó su reino (1 Samuel 13.8-14).
Negarse a esperar el plan de Dios produce amargura y cierra las puertas. Pero, por el contrario, confiar en la sabiduría del Señor, creer en sus promesas, esperar su tiempo y entregarle nuestros planes, acarrean bendiciones. No existen atajos para cumplir la voluntad de Dios, y su camino puede no ser fácil. Por eso, debemos morir a nuestro ego, renunciar a nuestros deseos y planes para poder seguir los de Él, y entender que somos sus siervos. Idear un plan y apresurarse puede parecer la mejor forma de actuar, pero ¿quién está mejor calificado para señalar el camino, usted o Dios? Un camino está lleno de preocupación e incertidumbre, mientras que el otro conduce al descanso y a la bendición. ¿Cuál escogerá usted?
Devocional original de Ministerios En Contacto