La próxima vez que usted venga al Señor en oración, recuerde que es una cita divina con el Dios todopoderoso.
Romanos 8.26, 27
¿Por qué a veces sentimos como si nuestras oraciones no fueran más allá del techo? Estamos hablando, pero ¿está Dios escuchando? La verdad es que el Señor siempre está atento a las oraciones de su pueblo. Él es quien nos ha invitado a venir con audacia a su presencia y quien nos ayuda a orar.
Primero, nuestro Padre nos ha dado su Palabra para enseñarnos la verdad, de modo que sepamos cómo orar de manera sabia y efectiva. Encontramos instrucciones para orar en los mandatos de Dios, las descripciones de sus caminos y pensamientos, los ejemplos de los personajes y principios bíblicos que nos enseñan cómo aplicar la verdad divina en cada aspecto de la vida.
Segundo, Él nos ha dado muchas promesas en su Palabra. Esto nos asegura que dirigirá nuestros caminos (Pr 3.5, 6), proveerá para nuestras necesidades (Fil 4.19), nos dará sabiduría (Stg 1.5), contestará nuestras oraciones (Jn 14.13), y hará que todas las cosas sean para nuestro bien, mientras nos conforma a la imagen de su Hijo (Ro 8.28, 29).
Tercero, el Espíritu Santo intercede por nosotros, porque en nuestra debilidad no siempre sabemos cómo orar (Ro 8.26, 27). Él toma nuestras peticiones equivocadas o confusas y las replantea de acuerdo con la voluntad de Dios.
Cuarto, Jesucristo está sentado a la diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote, intercediendo por nosotros (He 7.25, 26).
Nunca estamos solos cuando oramos, porque la Trinidad actúa a favor de nosotros. La oración no es solo un privilegio maravilloso; también es un esfuerzo extraordinario y poderoso. La próxima vez que usted venga al Señor en oración, recuerde que es una cita divina con el Dios todopoderoso.
Devocional original de Ministerios En Contacto