El Espíritu Santo no es una opción, es una necesidad. Él te levanta de tu derrota y te lleva a una nueva dimensión donde vives la vida cristiana no por obligación, sino porque lo amas.

El Espíritu Santo no es una opción, es una necesidad. Él te levanta de tu derrota y te lleva a una nueva dimensión donde vives la vida cristiana no por obligación, sino porque lo amas.