Cristo busca y bendice a los pobres en espíritu, a los humildes y carentes de poder.
Nuestra inclinación natural es llenar lo que está vacío. Si compramos una casa, podríamos llenarla de muebles. En un restaurante, los camareros vuelven a la mesa para asegurarse de que nuestros vasos estén llenos. Si nos sentimos vacíos, podríamos tratar de llenarnos con comida, ropa, vacaciones, diplomas, títulos profesionales, etc.
Cristo busca y bendice a los pobres en espíritu, a los humildes y carentes de poder. Pero solo aquellos que están vacíos pueden recibir todo lo que Él tiene para dar. Si acudimos a Él de esa manera, promete llenarnos, sustentarnos y pastorearnos.
PIENSE EN ESTO
¿Siente algunos aspectos de su vida —salud, actividades, relaciones —más vacíos que otros? Trate de pensar en términos de “rico o pobre”: ¿Es más rico o pobre en las relaciones? ¿Tiene un déficit de tiempo o mucho de sobra? ¿Qué significa entregar cada una de estas áreas a Dios, e invitarlo a entrar?
En las Bienaventuranzas, Cristo enseña la búsqueda de un tipo diferente de vacío: al renunciar a todo aquello de lo que dependemos en este mundo. ¿Qué estarían en esta categoría en su vida? ¿Le caracterizan ciertos talentos o destrezas? Haga una lista, y entréguesela al Señor.
Devocional original de Ministerios En Contacto