Dios está buscando siervos que puedan jactarse solamente en Cristo.
1 Corintios 1.18-31
La primera batalla entre la fe y la razón humana tuvo lugar en el huerto del Edén. Incitada por las mentiras de la serpiente, Eva comenzó a mirar su situación desde una perspectiva puramente lógica, y juzgó que Dios le estaba impidiendo disfrutar de algo bueno. Su fe vaciló cuando ideas aparentemente lógicas llenaron su mente (Gn 3.4-6).
No estoy diciendo que el camino de la fe nunca sea lógico, pero al funcionar solamente sobre la base de la razón, el conflicto con el Señor es inevitable; porque sus instrucciones y sus acciones no siempre parecen razonables desde la perspectiva humana. Aunque Isaías 55.8, 9 dice que los pensamientos y los caminos de Dios son más altos que los del hombre, muchas personas creen saber más que Dios.
El apóstol Pablo enfatiza esto cuando señala que las decisiones de Dios son locura según las normas del mundo. Su mensaje de salvación parece una tontería, y sus mensajeros parecen insignificantes (1 Co 1.20, 21). En un mundo que valora más el reconocimiento y la admiración, la persona que cree en la Biblia es considerada débil y necesitada de la muleta religiosa para enfrentar la vida. Pero la Palabra de Dios explica que al reconocer nuestra impotencia nos apoyamos en el Señor para vivir rectamente.
Aquel día en el Edén, el pecado y el orgullo entraron en el corazón humano. Pero toda la sabiduría del mundo es declarada nula por Dios. Él no está buscando personas grandes e impresionantes, sino siervos débiles y humildes que puedan jactarse solamente en Cristo. Únicamente el Salvador es nuestra fortaleza y sabiduría.
Devocional original de Ministerios En Contacto