Las mujeres de nuestra amada latinoamericana son mujeres fuertes, trabajadoras, esforzadas, valientes que dan todo lo que tienen por sus familias, por sus hogares, con gran dedicación y empeño. Sin embargo como mujeres cristianas debemos concientizarnos de la trascendencia de nuestro papel, el cual es primordial. No es casualidad el lugar y tiempo que nos ha tocado vivir, todo lo que hacemos y dejamos de hacer tiene consecuencias; no solo para esta generación sino para las generaciones que vienen y por ende para la historia de nuestras naciones.
El Salmo 68:11 nos habla de un gran ejército de mujeres que se levantó a llevar las buenas nuevas cuando el pueblo de Dios fue liberado de la esclavitud de los egipcios. Fueron ellas las que el Señor comisionó a llevar las noticias de liberación, a despojar al enemigo de lo que les fue robado en su tiempo de opresión y a repartir el botín.
Nuevamente el Señor está levantando una gran compañía de mujeres que como aquellas mujeres valientes que salieron de Egipto, a gran voz declaran que el tiempo de la liberación ha llegado. Mujeres en todo un continente de habla hispana que han oído la voz de Dios reconociendo su poder ante las fuerzas del enemigo.
Esta generación de mujeres ha reconocido quien es en Cristo, la victoria que ha ganado y el lugar de autoridad que tiene, por lo que con derecho legal puede despojar al enemigo de lo que le ha robado por generaciones y que legalmente le pertenece.
Matrimonios felices, relaciones estables, hijos que aman al Señor y le siguen, salud completa, estabilidad emocional, paz, provisión, restauración, liberación, protección, dirección y todos los beneficios Cristo Jesús pago en la Cruz del Calvario son nuestros y no debemos permitir que el enemigo los tome. No solo debemos despojar al enemigo, sino repartir el botín.
Cantares 2:11 y 12 nos habla de un nuevo tiempo, de dejar el invierno con sus lluvias atrás y posicionarnos en el tiempo de la canción, que ya ha llegado. El Señor se quiere mostrar en este tiempo a la mujer como nuestro esposo y que podamos experimentar con El, la relación de un matrimonio maduro, donde no hay temor, confusión, vergüenza, rechazo, ni espíritu angustiado. Isaías 54:4 dice que Él es nuestro Hacedor, nuestro esposo en quien podemos confiar, quien cumplirá su papel como amigo, amante, proveedor y todo lo que significa un esposo.
En esta madurez existe una intimidad profunda y el Salmo 25 nos habla que es con aquellos con quienes tienen íntima comunión con Él con quienes comparte los secretos de sus promesas. En esa intimidad, en esa amistad donde compartimos todo, es donde llegamos cada día a parecernos más a Él, como en esos matrimonios de muchos años donde las parejas se ven iguales hasta en lo físico.
Es aquí, en este lugar donde libremente nos podemos mover en todo lo que el Señor nos ha encomendado: Marcos 16:17 “Y estas señales seguirán a los que creen: “En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán otras lenguas, tomarán en sus manos serpientes y si bebieren cosa mortífera no les hará daño, sobre los enfermos pondrán las manos y sanarán.”. Este es el tiempo donde el Señor nos va a posicionar y desatas para que podamos manifestar las señales de las que creen. Mujer levántate que ha llegado tu tiempo.