Cuando las circunstancias le abrumen, concéntrese en el Señor Jesucristo. Busque estímulo en su palabra, y recuerde lo que es suyo en Cristo.

1 Pedro 1.1-9

La esperanza es una creencia o expectativa de que algo sucederá. Si esto no ocurre, podemos experimentar desánimo, depresión o incluso desesperación.

Entonces, ¿cómo podemos mantener la esperanza? Primero, recuerde el motivo de nuestra confianza: nuestra relación con Jesucristo. En la salvación, nacemos a una esperanza viva (1 P 1.3). Dios nos creó de nuevo, y ya no somos esclavos del pecado (2 Co 5.17). Su Espíritu vive en nosotros. Hemos sido hechos coherederos con Cristo, y nuestro verdadero hogar está en el cielo con Él.

Segundo, pase tiempo en la Palabra de Dios. Romanos 15.4 dice que la Biblia fue escrita para darnos aliento y esperanza. Los Salmos pueden ser especialmente útiles en tiempos difíciles, porque expresan los sentimientos reales de los autores, y brindan consuelo. Tercero, confíe en la fidelidad del Señor. Confiar en Él siempre será para nuestro bien.

Los creyentes no deben reaccionar a las pruebas como lo hace el mundo. Por el contrario, debemos vivir por fe: con “la certeza de lo que se espera” (He 11.1). Cuando las circunstancias le abrumen, concéntrese en el Señor Jesucristo. Busque estímulo en su palabra, y recuerde lo que es suyo en Cristo (Ef 1.3-8).

Devocional original de Ministerios En Contacto

Una esperanza viva

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