Cuando experimentamos la fidelidad de Dios, y creemos que seguirá obrando a favor de sus seguidores es cuando podemos experimentar su paz.

Isaías 26.1-6

Supongamos que tengo un problema que me mantiene con una preocupación constante. Mis amigos y familiares tratan de ser comprensivos, pero después de un tiempo se cansan de que me desahogue con ellos. Estoy tan enfocado en este asunto que parece como si estuviera llevando una pesada carga sobre mis hombros. Pero el Señor ofrece una alternativa liberadora: “Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará” (Sal 55.22 NVI). Aunque Él no borra los males que invaden esta vida, nos protege del peso de la preocupación al tomar nuestra situación en sus manos.

Pero el llamado a una vida de paz es imposible sin la confianza en el Señor. Esa confianza se construye a través de una relación con Él, al orar en medio de las pruebas y los triunfos, al buscar su guía, y al comprobar que su Palabra es verdadera y práctica para la vida.

Cuando experimentamos la fidelidad de Dios, y creemos que seguirá obrando a favor de sus seguidores (Is 64.4), es cuando podemos experimentar su paz. De hecho, no solo es posible, sino que está prometida al creyente que confía en Él (Fil 4.6, 7). Pero la paz inquebrantable no es instantánea; se cultiva mediante una relación constante con el Señor.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Una vida de paz

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