Dios envuelve nuestro corazón y nuestra mente en su paz, protegiéndolos de preocupaciones o temores.
Filipenses 4.4-9
¿Alguna vez pensó usted que unas vacaciones aliviarían su ansiedad, o que podría resolver sus preocupaciones yendo al gimnasio? Yo lo he pensado. Pero la verdad es que nadie puede liberarse por completo del dolor, las cargas ni los problemas.
Aun así, podemos tener paz en tiempos de ansiedad. La serenidad es un regalo de nuestro Padre celestial; no se puede fabricar. El Espíritu Santo produce una sensación de calma en los creyentes que buscan la protección del Señor contra la ansiedad. En el muy citado pasaje de Filipenses 4.6, 7, la palabra griega traducida como “guardar” significa “mantener con una guarnición”. Dios envuelve nuestro corazón y nuestra mente en su paz, protegiéndolos de preocupaciones o temores. Note que Él no hace que todos nuestros problemas desaparezcan. Así que, aunque todavía podemos estar bajo presión o proclives a llorar, estamos protegidos contra la ansiedad y rodeados —en cambio— de calma.
El Señor Jesús dijo que buscáramos la paz en Él, porque el Señor ha vencido a este mundo angustiado (Jn 16.33). Dejemos de enfocarnos en nuestro difícil problema, y centrémonos en Dios; pidamos que su paz nos rodee hoy. Recuerde que Él es el único con recursos y poder ilimitados, y quiere satisfacer nuestras necesidades (Sal 50.10; Ro 8.11).
Devocional original de Ministerios En Contacto