La Palabra de Dios nos habla del problema que enfrentamos y nos da instrucciones divinas.
Salmo 32.8-10
El Señor no se lanza en picada para sacarnos de situaciones difíciles. Entonces, ¿cómo nos rescata y nos ayuda? Los versículos de hoy nos recuerdan que cuando no sabemos qué camino tomar, la Palabra de Dios nos habla del problema que enfrentamos y nos da instrucciones divinas. Su verdad nos arma con todo el conocimiento que necesitamos. El reto, entonces, es saber cómo aplicar lo que Dios nos ha enseñado. Es interesante el hecho de que Dios dijera que nos guiará con su ojo (Sal 32. 8). ¿No es eso lo que hacen los padres? Todos hemos sentido el ojo vigilante de un padre o un maestro, y entendido el mensaje que esa persona estaba tratando de transmitir por medio de cierta mirada o expresión. Tal vez, también, hayamos comunicado instrucciones o sentimientos de esa manera.
Dios no nos grita ni envía nuevas epístolas del cielo cuando quiere instruirnos. A menudo, nos guía en silencio, pero con precisión, a través de situaciones mostrándonos la verdad de las Sagradas Escrituras. A veces, el Espíritu Santo también nos impulsa en la dirección correcta. De cualquier manera, cuando Dios nos habla, tenemos que escuchar y permanecer quietos por un tiempo con esa información. De lo contrario, nos sentiremos tentados a tratar de resolver el asunto a nuestra manera y en nuestro tiempo, en vez de hacerlo de acuerdo con la voluntad de Dios. Recuerde que, cuando el Padre celestial quiere guiarle a través de algo, no es solo para sacarle del problema. Es para enseñarle a ser obediente y transformarle a semejanza de Cristo. Cuando usted se rinda a Él, podrá regocijarse en medio de sus problemas, sabiendo que vendrá en su auxilio.
Devocional original de Ministerios En Contacto