Si nos acercamos al Padre por medio de la meditación de su Palabra, Él se convertirá en nuestro mayor gozo y deleite.

Salmo 119.105-112

“No dispongo de tiempo suficiente”. Esa es la razón principal que dan las personas para no meditar en las Sagradas Escrituras. Pero, en realidad, todos sacamos tiempo para lo que es importante para nosotros. Hace unos años, fotocopié el libro de Filipenses, lo dividí en secciones y las pegué sobre el periódico local. Solo ocupó tres columnas de la primera página. Esto demuestra que leer el libro de Filipenses toma tanto tiempo como leer nuestras porciones favoritas del periódico, o consultar artículos en Internet.  A decir verdad, todos podemos encontrar espacio para la Palabra de Dios. Usted puede comenzar con una epístola, y pedirle al Señor que le hable. Mientras lea, cuando encuentre palabras a las cuales el Espíritu Santo llame su atención, deténgase para orar en cuanto a ellas. Cuando Él ponga en su corazón las verdades de cada página, pídale que le dé un entendiendo más profundo para aplicarlo a su vida.

Orar utilizando un libro de la Biblia elevará su vida espiritual a un nuevo nivel. Anhelará avanzar más allá de una comprensión elemental de la fe, a medida que aprenda a orar con las Sagradas Escrituras, como David y Daniel. Además, deseará ser obediente a lo que esté leyendo, porque se estará enamorando cada vez más del autor del Libro. Como creyentes, hemos sido muy favorecidos por el Padre celestial. Él nos hizo sus hijos, nos ha dado su Palabra divina y ha prometido bendecir a quienes guardan sus mandamientos (vea Jn 14.21). Si nos acercamos al Padre por medio de la meditación de su Palabra, Él se convertirá en nuestro mayor gozo y deleite.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Amar a Dios según la Biblia

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