Los verdaderos creyentes siguen a Cristo por lo que Él es, no por lo que Él provee.
Juan 6.1-27
Cuando el Señor Jesús anduvo en esta Tierra, a menudo estuvo rodeado de multitudes, las cuales podrían dar la impresión de que toda la nación de Israel estaba comprometida con Él como su Mesías. Pero al final de su ministerio, solo había 120 seguidores leales reunidos en un aposento alto (Hch 1.12-15). La mayoría de quienes seguían a Cristo estaban interesados solo en lo que Él podía hacer por ellos. Venían para ser sanados o para ver los milagros que realizaba. Después que el Señor dio de comer a unos 5.000 hombres de manera sobrenatural, volvieron por la mañana esperando el desayuno. Juan 6.66 nos dice que cuando el Señor se negó a hacer otro milagro para ellos, y declaró que Él era el verdadero pan de vida, “muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él”.
Los seguidores temporales de Cristo todavía existen. Quieren los beneficios que Él puede darles, pero no están dispuestos a aceptar verdades difíciles o poner a un lado su propia voluntad para hacer la del Señor. Estas personas son como las semillas que cayeron en el suelo pedregoso en la parábola de Mateo 13. Permanecen con Cristo por un tiempo, pero si no los bendice como esperaban, se apartan de la fe. Cuando se trata de verdaderos seguidores de Cristo, las listas de la iglesia no dan una imagen precisa. Los falsos evangelios que prometen una vida mejor, atraen a quienes buscan los beneficios de Cristo, pero permanecen indiferentes a Él. Los verdaderos seguidores se parecen más a Simón Pedro en Juan 6.68. Cuando el Señor les preguntó si también querían irse, su respuesta fue: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
Devocional original de Ministerios En Contacto