En el lugar donde estemos, allí reflejamos el amor de Jesús. Esteban era un hombre lleno de fe, lleno del Espíritu Santo, de gracia y de poder. Necesitamos dejar de ser oidores de la palabra para ser discípulos de la palabra.
En el lugar donde estemos, allí reflejamos el amor de Jesús. Esteban era un hombre lleno de fe, lleno del Espíritu Santo, de gracia y de poder. Necesitamos dejar de ser oidores de la palabra para ser discípulos de la palabra.