Que un hilo de pecado no se convierta en una cuerda, luego en una cadena, y al final en un cable que le atrape en una fortaleza.

1 Tesalonicenses 4.1-12

¿Sabía usted que el propósito de la salvación de Dios no es solo salvarle del infierno y llevarle al cielo? Su prioridad es transformarnos a la imagen de Cristo (Ro 8.29). Pero el Padre celestial anhela que participemos en el proceso con Él. Es lamentable, pero muchos cristianos tienen una actitud pasiva que tolera el pecado, y ponen excusas.

Cuando usted fue salvo, comenzó a andar con el Señor Jesús, pero también inició una guerra espiritual. Lo último que nuestro enemigo quiere es que alguien ame al Señor y hable a otros de Él.

No obstante, muchos creyentes no viven en santidad. De hecho, algunos se ven y actúan como el mundo incrédulo. En el pasaje de hoy, la inmoralidad sexual es un aspecto delicado que el apóstol Pablo abordó de manera específica. Pero, en verdad, debemos abstenernos de todo lo que sea un estorbo para la vida piadosa.

¿Ha permitido usted algo en su vida que no deba estar allí? Si es así, aléjese de eso ahora mismo. Que un hilo de pecado no se convierta en una cuerda, luego en una cadena, y al final en un cable que le atrape en una fortaleza. Vuélvase al Señor, y deje que su vida siga siendo santificada.

Devocional original de Ministerios En Contacto

La santificación no es pasiva

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