Muchas de las personas que siguieron a Jesucristo lo hicieron porque tenían necesidades que solo Él podía satisfacer.
Juan 6.22-71
Cuando Cristo estuvo en esta tierra, una vasta multitud lo seguía. Venían por muchas razones, algunas nobles, otras egoístas. Lo mismo ocurre hoy en día. Es importante entender lo que motiva a la gente a venir a Cristo, ya que no todos los que lo buscan son en verdad sus seguidores. De hecho, cada uno de nosotros debe analizar su propio caminar y preguntarse: ¿Qué es lo que quiero de Él? ¿Qué tan comprometido estoy a ser su discípulo? Muchas de las personas que siguieron a Jesucristo lo hicieron porque tenían necesidades que solo Él podía satisfacer. Dondequiera que iba, le llevaban enfermos y endemoniados; esta es una de las maneras que Dios tiene para que lo busquemos. Aquellos que pueden resolver sus propios problemas no saben que necesitan un Salvador.
Otros venían por sensacionalismo, para ver señales y milagros y sentir el placer de la emoción. Hoy en día, algunas personas asisten a la iglesia para animarse. Pero las experiencias gloriosas en las alturas siempre son seguidas por experiencias difíciles en el valle. Los discípulos de Cristo lo siguieron porque de verdad creían que era el Mesías, el mismo Hijo de Dios (Mt 16.16). Su compromiso iba más allá de las emociones. Querían conocer a Cristo y caminar con Él. ¿Está usted más interesado en lo que Dios puede hacer a su favor, que en estar con Él? Nuestras necesidades físicas y emocionales pueden llevarnos al Señor, pero no pueden sostener nuestro caminar con Él. Considere la perspectiva de comenzar el nuevo año reevaluando su compromiso con el Señor.
Devocional original de Ministerios En Contacto