Salmos 91.15 | Nueva Versión Internacional
«Él me invocará, y yo le responderé».
Bill Gates era parte de la red cibernética que llamamos la Internet. Cuando estás en ella, los suscriptores pueden enviar correos electrónicos a otros usuarios. Originalmente, Gates tenía un email como cualquier otra persona. Pero se metió en problemas cuando la revista The New Yorker la publicó y de pronto todo el mundo podía enviarle un email al genio de las computadoras. De inmediato cinco mil mensajes inundaron su correo electrónico… simplemente no podía lidiar con esto. Así que instaló un software en su computadora que filtraba sus correos y permitía que le llegaran los mensajes importantes y enviaba los otros al «olvido electrónico». Todos tenemos límites; no podemos lidiar con todo ni podemos hacerlo todo. Dios, por otro lado, nunca se cansa de los «correos espirituales». Sus oídos siempre están abiertos a nuestras oraciones. Su capacidad para ayudarnos es ilimitada. Nunca le oirás decir: «Debido a un excepcionalmente alto volumen de llamadas no puedo atenderte en este momento. Llama más tarde o deja un mensaje». No, la Biblia dice: «Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores». En Proverbios 10.24 dice: «Lo que el justo desea, eso recibe». Proverbios 15.8 afirma: «[El Señor] se complace en la oración de los justos». Y Jeremías 33.33 declara: «Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes». En Juan 15.7 leemos: «Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá».
Todos tenemos límites; no podemos lidiar con todo ni podemos hacerlo todo.
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