Muchos cristianos hoy tienen las mismas expectativas que tenían los discípulos, tal vez no por un reino, pero sí por una vida feliz y próspera.

Mateo 16.21-26

¿Alguna vez ha intentado seguir a dos personas al mismo tiempo? Esto funciona solo cuando van en la misma dirección. Pero, ¿qué sucede si los caminos de esas personas se bifurcan? Por ejemplo, imagínese caminando por un sendero con unos amigos, y llega a una encrucijada. Si una persona quiere ir a la derecha y otra piensa que debe girar a la izquierda, usted debe elegir a cuál seguir. Este principio también es cierto para los cristianos, pero ahora nuestra decisión es si seguir a Cristo o no. La mayoría de nosotros seguiremos con gozo al Señor mientras Él vaya adonde queramos ir. Pero, ¿qué sucede si Él nos guía por un camino de sacrificio, abnegación, sufrimiento o incluso de muerte? ¿Confiaremos en Él y seguiremos adelante por ese camino?

Este fue el dilema que enfrentaron los discípulos. Cuando comenzaron a seguirlo, esperaban que Cristo estableciera su reino mesiánico, los liberara de la dominación romana, y les diera lugares de honor y autoridad. Pensando que pronto serían exaltados en el reino, estuvieron dispuestos a sufrir las privaciones temporales de hogar, seguridad y comodidad. Pero entonces el Señor les dijo que su camino los llevaría al sufrimiento y a la muerte, y que, si querían seguirlo, debían negarse a sí mismos y tomar su cruz. Muchos cristianos hoy tienen las mismas expectativas que tenían los discípulos, tal vez no por un reino, pero sí por una vida feliz y próspera. Sin embargo, esto es como invitar a Cristo a seguirnos. La abnegación significa renunciar a nuestro derecho a liderar para rendirnos al señorío de Cristo sobre nuestra vida. Aunque su trayecto no es fácil, solo Él conoce el camino a la casa del Padre.

Devocional original de Ministerios En Contacto

El costo de seguir a Cristo

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