Aunque es doloroso y poco agradable, Dios usará a veces el fracaso para llamar nuestra atención.
Josué 7.1-15
Aunque es doloroso y poco agradable, Dios usará a veces el fracaso para llamar nuestra atención. A nadie le gusta fallar, pero cuando no lo estamos escuchando, el fracaso puede ser una forma efectiva para que el Señor nos haga comprender algo. Nuestros fracasos suelen estar acompañados de orgullo, lo cual el Señor detesta (Pr 6.16, 17; 8.13; 16.5). El orgullo puede impedirnos escuchar su voz. Y si ese es su caso, Dios sabe cómo retar su actitud orgullosa con una buena dosis de fracaso. Eso es lo que le sucedió a Israel en Josué 7. La nueva nación acababa de tener una gran victoria en Jericó y, como resultado, se había vuelto orgullosa. Considerándose indestructible después de haber tomado una ciudad tan poderosa, permitieron que una actitud de desobediencia brotara en sus mentes.
Los soldados de Israel estaban seguros de que podían tomar la pequeña ciudad de Hai por su cuenta, enviando solo “dos o tres mil hombres” (Pr 3). Pero estaban equivocados. El Señor les negó esta victoria, y los pocos hombres de Hai los hicieron retroceder en una humillante derrota. Dios estaba decidido a llamar la atención de Israel, y lo hizo cuando “el corazón del pueblo desfalleció y se hizo como agua” (Pr 5). Dios todavía nos habla a través del fracaso. Si eso nos mantiene en su camino, ¿no vale la pena cambiar de dirección? En el futuro, cuando le ocurra un fracaso inesperado, trate de estar alerta a la reacción de Dios. No hay necesidad de que se castigue. Admita sus errores y nuestro Padre celestial le guiará. Podemos dar gracias por la corrección de Dios, sabiendo que es resultado de su gran amor por nosotros.
Devocional original de Ministerios En Contacto