Muchos salmos de David dan testimonio de que su relación con el Señor era el aspecto más importante de su vida.
Hechos 13.16-22
A veces, me gusta caminar por un cementerio y leer los epitafios. Es interesante ver las palabras que se han escogido para resumir la vida de una persona. Esto puede parecer un pasatiempo extraño, pero es en realidad una manera útil de reexaminar nuestra vida. Todos dejaremos algún tipo de testimonio cuando muramos. ¿Se ha preguntado qué recordarán sus seres queridos acerca de usted? ¿Qué palabras quiere que estén grabadas en su lápida? En nuestro pasaje de hoy, el apóstol Pablo nos dice cómo veía Dios a David: Como un “varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13.22).
¡Qué testimonio tan grandioso de una vida bien vivida! Aunque David no fue un hombre perfecto, sí fue alguien cuya vida estuvo centrada en los intereses y los deseos de Dios. Muchos salmos de David dan testimonio de que su relación con el Señor era el aspecto más importante de su vida. Su pasión era obedecer a Dios y hacer su voluntad. Sin embargo, eso no significa que siempre fue obediente. ¿Quién puede olvidar su falta con Betsabé? Pero aunque pecó al cometer adulterio y homicidio, su corazón seguía inclinado hacia Dios. Su sentimiento de culpa y humilde arrepentimiento demostraron que su relación con el Señor seguía siendo su prioridad absoluta. Si Dios escribiera un resumen de su vida, ¿cómo le describiría? ¿Está su corazón alineado con el corazón de Dios, o ha dejado que vaya tras los placeres y los intereses de este mundo? A menos que busquemos con empeño relacionarnos con el Señor, nos alejaremos de Él. Quizás sea el momento de cambiar de rumbo.
Devocional original de Ministerios En Contacto